Mundo Lírico
  Poemas
 
Poemas
Selección de los mejores poemas  de poetas chilenos.

Pablo Neruda
Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Gabriela Mistral
Los sonetos de la muerte
I
Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!
II
Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...
Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!
Sólo entonces sabrás el por qué no madura
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.
Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...
III
Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...
Y yo dije al Señor: -"Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!
¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor"
Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!
 
Miguel Arteche
ESTE ES EL FIN DEL CRISTO ABANDONADO
 

Este es el fin del Cristo abandonado,
el fin de la lanzada, el clavo y el vinagre,
el nunca más de la Resurrección,
el siempre de la muerte en el Sepulcro,
el fin del pan que multiplica
la sangre, el fin del buen ladrón y Magdalena,
el fin del hombre Lázaro sin muerte.
Este es el fin del traidor en Judas,
del cobarde en tu Juan,
el fin de la ramera perdonada,
la huida en mercader y a latigazos,
el balbucear del rico que entra al cielo
cada cien mil años, y el sisear del pobre
descoyuntado a huesos por el rico.
Esta es la fuga a noches en el asno,
el apagarse de la estrella,
el reventar de los belenes, el estallido
de la pregunta que no dice
José de Arimatea.
Este es el fin
del centurión y de los lirios
del campo (mirad los lirios del campo, y Salomón con toda
su gloria no pudo alimentarlos).
Este es el fin: buscadme ahora,
decidme ahora que no sea
el fin de la Palabra
(en el principio la Palabra, en el principio
las tinieblas que jamás,
se van), y el río que a los mares
se va, según el Cristo, y el Cristo no regresa:
se va, se fue: lo dejo escrito
a ver si no es el fin, a ver si en esta noche
Tú no me has abandonado.
 
Vicente Huidobro
Arte Poética

Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
El Poeta es un pequeño Dios.

Gonzalo Rojas
Perdí mi juventud
Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre novia
reventada en el baile.

Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.

Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.

Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.

Allí, bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes
de la miseria.
A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules. A torrentes
tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.

Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudos los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
que copiaban en vano tu hermosura.

Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer, y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio,
y allí donde bailaste
desnuda para mí, todo era olor
a muerte.

No he podido saciarme nunca en nadie,
porque yo iba subiendo, devorado
por el deseo oscuro de tu cuerpo
cuando te hallé acostada boca arriba,
y me dejaste frío en lo caliente,
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.

Nicanor Parra
El Hombre Imaginario
 
El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario
De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios
Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios
Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario
Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.

Eduardo Anguita
Venus en el pudridero (extracto)
 
¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del estío,
a la venida del sol, mientras un príncipe danza
en vísperas de su coronación?
Yo pienso en el gusano.
¿Oís podrirse los duraznos en el granero,
al atardecer, mientras las fechas del reino
caen en los tronos
y el viento las amontona, las dispersa y olvida?
Yo pienso en el gusano.
Si veis montar el agua de la noria,
con un niño fijamente asomado al brocal
frente a frente al abuelo,
y se siente el beso de los amantes como una hoja seca
que el pie del tiempo aplasta crepitando:
¿los amantes están muertos? No preguntéis con torpeza.
Pensad en el gusano. [...]
Os contaré, amantes, qué hacéis cuando estáis juntos;
lo que yo hice y sentí
en aquel huerto de espigas corporales.
El gallo a mitad del día, erguido para el amor,
y la luna que espera al ave de fuego,
mojada, abierta y silenciosa.
La tomé por la mirada, rebanando con mi vista su entrecejo,
y desde ahí, humedecí con su vista mis manos y con mi vista su cuerpo,
hasta que su cabeza derramose en mi hombro.
Su cabeza era una blanda caverna donde se escondía el torrente,
el que me llevaría hacia abajo, a las zarzas de sigiloso esplendor.

Teresa Calderón
NO TODO PUEDE SER EN ESTA VIDA
 
Nada por aquí nada por allá
y he aquí a un ser humano
aprendió a batirse en aguas turbulentas
después del triunfo de células sobre la nada
y nada entre la nada abracadabra
estilo mariposa saturnina
lo importante es competir
¿Por qué el Ser y no más bien la Nada?
se preguntan los ilusos elegidos a Ser Nada
camino de la Nada ocus pocus trolerí trolerá
Feto haciéndose a las aguas
sobrevivió lombriz
cigoto haciéndose hombre en el agua
sobrellevando la carga
centrifugado por la corriente
cría que se duerme
cría cuervos
moisés salvado de las aguas amnióticas
huyendo de la mismísima madre
por la madre nueve meses después
y al agua pato no hay tu tía despavorido
a vivir el tiempo que te toca
dolerí dolerá
Y helo aquí nuevamente
hombre al agua sin decir agua va
a unirse al tercio del planeta
sus tres cuartas partes que lo componen
una triste anatomía
la indumentaria trágica de carne y hueso
el único cuerpo que traía consigo
un traje de piel para cubrir las vergüenzas
de sangre corriente y venas azules
el amasijo que lo formó en la culpa y el pecado
la pobre condición humana
Lloraba a mares cuando llegó desnudo
embarrado con las manos en la masa
y un olor a manzanas penetrantes en la boca
para vertirse en aguas más en aguas menos
colándase por los nudos de la madera
el ataúd como chancho en el barro
Hombre deshidratándose de pura finitud
haciendo aguas
regando las raíces río adentro
por la laguna Estigia
donde entra nadando
estilo mariposa estilo anfibio a lo perro
como un perro
bien muerto para siempre
trolerí-trolerá nada por aquí nada por allá
Nada.

Delia Domínguez

El sol mira para atrás
 
En el cielo
el sol mira para atrás
porque tiene que llamar agua,
y tú conoces las señales
los sagrados olores de la tierra
y empiezas a lustrar tus botas
la escopeta del 16
que el abuelo colgó en el comedor
en ese otoño de su muerte.

Y en el morral huequeado por antiguos
reventones de pólvora,
hay un juego de naipes gastados
como esa risa que fuimos perdiendo
cuando nos vendaron los sueños
para que creciéramos
más tranquilos, más ciegos,
y no preguntáramos
por qué el sol miraba para atrás
desde el umbral sonoro de la lluvia,
o por qué los que amábamos
no volvieron jamás
para justificar su eternidad
a nuestro lado.

Y tú
y yo
tuvimos que ir guardando las sillas vacías
pasando llave
en el óxido de las chapas antiguas
pasándonos una costura en la boca
para quedarnos
con las palabras estrictamente necesarias
a nuestro sencillo amor.

El sol mira para atrás
porque tiene que llamar agua
y se ilumina la copa de los manzanos
y nos entra un frío por las rodillas
avisándonos la primera señal.

Ernesto Langer
ELLA
 
Ella lo tiene todo
Hacendosa, fiel, sana, comedida
Se revuelca conmigo si se lo pido
No encontraré otra igual entre los vivos
Teje, zurce, lava, cocina
Es fotogénica
En la cama sus gemidos son dulces uvas
Es limpia, esbelta, no se resfría
Tiene unos senos tentadores
Me quiere sin condiciones
Es de familia rica y desprendida
Le encantan los niños, los helados, los pasteles
No tiene ambiciones desmedidas
Me defiende contra viento y marea
Su corazón es mío
Soy su héroe
Conmigo tiene orgasmos increíbles
Le gustan mucho mis poemas
Es alegre, no derrocha, no hace ruido
Podría ser mi perfecta compañera
Da besos como ninguna
Me hace personalmente el desayuno
El contacto con su piel me produce
agradables tiritones
Sus ojos son perfectos como los de una diosa griega
Es comprensiva, amorosa, delicada
Tiene excesivos cuidados para conmigo
Tiene gustos tan femeninos
Es morena, es rubia, es colorina
Conoce mis gustos con una precisión alejandrina
Hace los postres más ricos que yo conozca
Me quiere porque me quiere y se divierte con ello
Es práctica, es profunda, es decidida
Vive para que yo viva
El único problema
es mi fobia atroz al matrimonio
Mi amor loco por todas, todas las mujeres
Mi corazón de picaflor
que tiene mil ojos y mil labios
Mi inusitado interés por mis vecinas.

Juan Antonio Massone

Consideraciones de un loco
 
Quizás no vencerá mi palabra
el chasquido pegajoso de la nada
en este lento horror que me confina.

Diciendo de esto a la calle de nadie,
unos pocos amigos complementan
la codiciosa obra de mi espectro.

Aún así seguiré velando aquí
y cuidando del semáforo.
Ya pueden cruzar la calle.

Jorge Flores

Pensad en el Clítoris
 
Cuando el sol derrama
su oro sobre los lomajes
y apuñala a los árboles
hendiendo sus hojas
yo pienso en el clítoris.

Cuando la vida es torbellino
y nos deja desnudos
a la orilla de la muerte
yo pienso en el clítoris.

(Cuando su cónyuge le pegue
o le duela la cabeza
piense en el clítoris).

Soy clitoriano por naturaleza
dudo que exista alguien
que me supere en materias tan profundas.

Jorge Montealegre

REQUERIMIENTOS
 
A ti
que no te escribo casi
porque estás cerca
porque nos tocamos
porque vivimos juntos
quería escribirte justamente eso
*
No soy tu tipo, es verdad: yo soy mío.
*
El desamado vaga por la playa en el invierno.
La envidia me recorre.
*
Recibí un telegrama.
Te quiero, dice.
¿Y para qué será?
me digo, tiritando.
*
Está mirándome, la muy paloma.
*
La pasión va por dentro, cubrecama.
*
Húmedo recorro el camino
caracol
de tu oreja: un secreto
perdido
entre las mil y una noches.
*
Te pienso abriendo una avellana con los dientes.
Me duelo mordido.
*
Araña por la espalda. Viuda negra, mañosa.
*
Despacio
me gusta decírtelo
al oído: que me gustas
así,
des pa rra ma da.
*
No entiendo tu celo: nada tienes que perder.
*
Besos a lo humano, halo divino.

Eduardo Llanos

Las Muchachas Sencillas
 
Las muchachas sencillas
dudan que el mundo sea un balneario para lograr bronceados excitantes y
exhibirse como carne en la parrilla de una hostería al aire libre.
Las muchachas sencillas
no cultivan el arte de reptar hacia la fama
ni confunden a las personas con peldaños
ni practican ocios ni negocios
ni firman con el trasero contratos millonarios.
Las muchachas sencillas
estudian en liceos con goteras, trabajan en industrias y oficinas, rehuyen
las rodillas del gerente, hacen el amor con Luis González
en hoteles, en carpas, en cerros, en lugares sencillos.
Las muchachas sencillas
sé convierten en madres, en esposas sencillas, luchan largos años como sin
darse cuenta,' llenándose de canas, de várices y nietos. Y cuando abandonan
este mundo dejan por todo recuerdo sus miradas en fotos arrugadas y
sencillas.
 
Jaime Quezada
Historia Blanca
 
Qué voy a hacerle es cosa que me sacuda
Y caen de mí daguerrotipos olores flores perennes
Árboles frutales cintas de primera comunión
Viejas fotografias con jóvenes mujeres
Antepasados costumbres inviernos
Láminas sagradas cartas amores viajes trenes
Historia blanca no escrita en historia alguna
A no ser en esta página que será mañana historia
Leída por el último habitante del planeta
O de la aldea
Que no resistirá la tentación de quemarla
en mi recuerdo
Qué voy a hacerle
Es cosa que me sacuda
Y cae de mí tierra:
Una nube de polvo me envuelve
Como si fuera verdaderamente el juicio final.

Floridor Perez

Campana de la Escuela ( cueca)
 
Señora muy gorda canta
columpiándose en la viga
es de bronce su garganta,
su voz es clara y amiga.

Campana de la Escuela,
paloma-niña,
ave feliz que vuela:
por la campiñta.

Por la campiña sí,
con alegría
ella dice a los niños:
muy buenos días.

¡Y dice la Campana
hasta mañana !
 
José María Memet
Eres tan triste cuando te marchas
 
Eres tan triste cuando te marchas
Pareciera que me dejas
Y cruzo las veredas
Y me acerco a cada amante
Para ver cómo se odian
Para ver cómo les crecen heridas en los labios después
de cada beso.
El mundo está sin cariño.
Cualquiera puede ser un dictador hoy día.
 
Jorge Teillier
OTOÑO SECRETO
 
Cuando las amadas palabras cotidianas
pierden su sentido
y no se puede nombrar ni el pan,
ni el agua, ni la ventana,
y la tristeza ha sido un anillo perdido bajo nieve,
y el recuerdo una falsa esperanza de mendigo,
y ha sido falso todo diálogo que no sea
con nuestra desolada imagen,
aún se miran las destrozadas estampas
en el libro del hermano menor,
es bueno saludar los platos y el mantel puestos sobre la mesa,
y ver que en el viejo armario conservan su alegría
el licor de guindas que preparó la abuela
y las manzanas puestas a guardar.
Cuando la forma de los árboles
ya no es sino el leve recuerdo de su forma,
una mentira inventada por la turbia
memoria del otoño,
y los días tienen la confusión
del desván a donde nadie sube
y la cruel blancura de la eternidad
hace que la luz huya de sí misma,
algo nos recuerda la verdad
que amamos antes de conocer:
las ramas se quiebran levemente,
el palomar se llena de aleteos,
el granero sueña otra vez con el sol,
encendemos para la fiesta
los pálidos candelabros del salón polvoriento
y el silencio nos revela el secreto
que no queríamos escuchar.

Erick Pohlhammer

Yo no sé lo que ustedes irán a pensar de esto
 
Yo no sé lo que ustedes irán a pensar de esto
Ustedes siempre piensan lo primero que se les ocurre
Rara vez escuchan a secas lo que uno dice
Mejor me quedo callado ustedes van a hablar por atrás
Y es algo que si no lo digo jamás lo sabrán por otra fuente
Además tiene que ver exclusivamente con ustedes
No es tan importante pero sí es importante
No voy a ser tan imbécil de sentarme a escribir
Perder media hora para tocar un tema insípido
Si solamente no interpretaran las cosas
Bueno hay cosas que necesariamente deben ser interpretadas
Me sería facilísimo no haber dicho nada
Es que no puedo confiar en ustedes
Si les dije que se los iba a decir se los voy a decir
Porque de mí podrán decir cualquier cosa
Menos decir que no digo lo que dije que diría
Se relaciona con un problema que nos toca a todos
Lo malo es que si lo digo pero se los voy a decir
Cada uno lo va a interpretar a su manera
El que lo interprete al revés se va a sentir herido
Y no quiero herir a nadie yo necesito decir la verdad
Ya se están poniendo el parche antes de la herida
Si doy mi propia interpretación también la interpretarán
Por eso me vi en la obligación de escribir un poema
Sólo un poema podía expresar este secreto
No así yo prefiero quedar como que no cumplo lo que digo
A decir cosas para que ustedes las pasen por alto
Estoy seguro que creyeron que no dije nada
Y ahora más encima van a empezar a hablar por atrás
Sabía que iba a pasar esto no importa nadie tiene la culpa
Nunca nos hemos entendido ni nos vamos a entender.

Armando Rubio Huidobro

Monedas
 
Engominado, pulcro,
penetro en las iglesias
altivamente cirio
con mi cara de hostia
dominguera.
Y me arrodillo,
y me confieso, y me persigno,
y regreso a la calle
para comprar barquillos
con monedas hurtadas al abuelo.

Raúl Zurita
LAS PLAYAS DE CHILE V
 
Chile no encontró un solo justo en
sus playas apedreados nadie pudo
lavarse las manos de estas heridas
porque apedreados nadie encontró un solo justo en esas
playas sino las heridas de la patria abiertas llagadas
como si ellas mismas le cerraran con sus sombras los
ojos
i. Aferrado a las cuadernas se vio besándose a sí
ii. Nunca nadie escuchó ruego más ardiente que el
de sus labios estrujándose contra sus brazos
iii. Nunca alguien vio abismos más profundos que las
marcas de sus propios dientes en los brazos
convulso como si quisiera devorarse a sí mismo
en esa desesperada
Porque apedreado Chile no encontró un solo justo en
sus playas sino las sombras de ellos mismos flotando
sobre el aire de muerte como si en este mundo no
hubiera nadie que los pudiera revivir ante sus ojos
iv. Pero sus heridas podrían ser el justo de las playas
de Chile
v. Nosotros seríamos entonces la playa que les alzó
un justo desde sus heridas
vi. Sólo allí todos los habitantes de Chile se habrían
hecho uno hasta ser ellos el justo que golpearon
tumefactos esperándose en la playa
Donde apedreado Chile se vio a sí mismo recibirse como
un justo en sus playas para que nosotros fuésemos allí las
piedras que al aire lanzamos enfermos yacentes
limpiándonos las manos de las heridas abiertas de mi
patria.

González Urizar

AQUí YACE LA MUERTE
 
Aquí yace la muerte: su lirio desolado,
su llama de luz verde, sus pétalos de cera.
Soy luna de su alberca, alcor de su majada,
ramaje de sus frutos y vino de su fiesta.
La muerte con sus hondos azúcares de marzo,
sus cálices de gracia, sus pianos imposibles,
se viene por los meses, golpea en la quijada,
abre llaves de sangre, quiere abatir la sombra.
La muerte, buhonera de máscaras y tropos,
de nubes y guirnaldas, descalza por el bosque.
Los sueños son sus arcas, otoño su venablo,
y su cortejo un trémulo rumor de mandolinas.
La muerte es fuego y opio y nieve y aire lejos .
Su reino una isla muda donde el oro no cuenta.
La fuerza de su abrazo destroza cuanto toca,
nos separa de todos los dones que tuvimos.
Hasta la poesía: sus huesos invisibles
entierra para siempre en una voz inmóvil.
Se pudre su memoria desnuda a la intemperie,
se llueven sus cenizas entre los tiernos brotes.
La muerte tiene dedos de aguja, labios finos
como la dulce raya del día en los cipreses.
Sus ácidos nocturnos queman todo lo puro:
amanecen espumas, despojos, uñas, dientes.
Herido por sus armas caigo a los pies de mayo
y dura como el ónix mi copa se deshace.
En un adiós a nadie se apaga mi resuello
y lloran los laúdes bajo un cielo amarillo.
Entonces tuerzo el cuello de toro irremediable,
pliego mis alas turbias, a mi raíz me inclino.
La noche me recibe, badajo en su campana,
y solo en una charca de lumbre me hago olvido.

Aristóteles España
EL OTRO INVIERNO
 
Las voces de mis primas arden en dirección a un
/ enero que se fue.
Todas reencarnadas, pequeñas leyendas,
ubicándose en el agua donde eran más duendes
/ que mujeres:
Imitaciones vagas, un cuadro de Renoir,
carreras en el patio donde devorábamos el asado
/ navideño.
Vuelve a repetirse el mismo sol en sus muslos
después de doce años,
esa lucha por parecernos a parientes remotos
como si nada hubiera sucedido,
y eso de usar siempre los mismos disfraces.
También una danza que ya no recuerdo
y afiches religiosos,
con los magos que regresan de una historia
/ diferente cada día,
con imágenes de leones muertos
y ese bombardeo en los órganos sexuales,
y el mismo final en boca de hijos imaginarios:
Fotografías viejas que empiezo a destrozar en el
/ cuarto
de una húmeda pensión en calle Diez de Julio en Santiago de Chile en 1981,
reteniendo el aire,
mientras miro, inmóvil, los huesos en la pared.

Damsi Figueroa

AUTORRECONOCIMIENTO
 
Yo no soy la que se pierde
tan pronto como se la encuentra
El amor en mí no se toca
se escribe
Yo no soy piadosa con los hombres de poca fe
no intercambio los calzones con nadie
en cambio asumo la desvergüenza
de una desnudez colectiva
en una casa de playa
o en una playa a secas
Yo no escribo para nadie
aunque intente escapar
y evite sacarte al baile
Tus malabares y piruetas
siempre exigen un aplauso cerrado
es decir, una palabra
Yo no me complico la vida
omitiendo adverbios y conjunciones
Patino por la hoja
y tapo los surcos amargos
con la sangre de mis amigos
Yo no hago el amor
lo desarmo
por el puro gusto de volverlo a armar
una y otra vez
hasta tener sexo
para olvidarme del amor
y de todos ustedes.
 
 
 
  13974 visitantes (19938 clics a subpáginas)  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis